Dedicado a esa manita que me tocó el hombro, me ofreció un centro de dona y me despertó la inspiración…
Estar en el ojo del huracán te hace perder la perspectiva, la dimensión y el sabor de lo cotidiano.
Emma estaba en plena crisis existencial precumpleañera y con la sensación de soledad y en modo invisible de quienes amaba mas allá de la razón.
De esas olas cantábricas que llegan y te mueven todo y te dejan sobreviviendo entre el frío, el dolor y la agonía de la incertidumbre y la eterna pregunta de ¿por qué a mí?
O de cuando respiras y te llenas de oxígeno y se detiene tu mente para pensar en exhalar o seguir gritando hacia dentro de ti… ¿Apoco no? te imaginaste el cuadro de Munch con ese eterno grito silencioso de terror desbordado.
Aveces los mecanismos de defensa no se desarrollan tan fácilmente, sino por el contrario, el miedo nos paraliza al conocer una forma nueva de hacer nuestras actividades o incluso de buscar otras posibilidades de visitar lugares, aprender nuevas cosas que alguna vez significaron algo para nosotros y simplemente las olvidamos en el cajón del chunches que ocuparemos después quizá.
Emma sabía que nada era para siempre, ni lo bueno ni lo malo. Ni el amor ni el desamor, que las promesas no siempre se cumplen y que él nunca y el jamás son dos palabras, solo un acuerdo de poco tiempo como lo que dura un ramito de gardenias.
Finalmente comprendió que quien te aprecia hará todo lo posible por estar contigo en un momento significativo e irrepetible. Hay tantas formas de estar con alguien aquí desde lejos porque las vibraciones de un te amo y me encantaría estar a tu lado viajan a través de la emoción y la pasión.
Poco después de la tormenta llega una esperanza pacificadora cuando aceptas que quizá para algunos ya no estás a la moda pero para otros ojos sí eres vista, valorada y amada.
Quédate con quien te trate bien y bonito. Quédate con quien te lleve de la mano con orgullo y cuidado. Quédate con quien te respete y no te quiera cambiar porque se ha enamorado de ti tal y como eres.