Será que después de los años de convivencia se va perdiendo las ganas de sentirse postre, las papilas gustativas ya se acostumbraron a los mismos sabores y el oído y el olfato andan por las mismas también. Y es que los años o mejor dicho los daños son como el cigarro, sabes que te hace mal pero ahí vas encendiendo un o dos al día después de la cena en donde se sentaron a la mesa más de a fuerza que de ganas. Ayer cenaban llenos de vida y de planes, ella le quitaba algún resto de salsa arrabiata con su misma servilleta pero, no digamos que le quedara una manchita minúscula cerca de los jugosos labios de su amante porque entonces lo que comenzaba como un acto inocente de tener buenas maneras en la mesa, terminaba siendo el goce más divino y sublime entre dos corazones que se deseaban a toda hora. Y es que se empezaron a amar desde antes de conocerse porque el destino ya había escrito su historia. Eran totalmente opuestos un poco dispersos, un poco obsesivos, quizá impulsivos pero con toda honestidad ella era soñadora y él racional y, con todo, eran fuente inagotable de conquista, erotismo y placer. Se hacían el amor con la mirada, a veces solo bastaba con un guiño pícaro de él para que a ella se le excitaran los pezones y comenzara a humedecer su vagina. A la hora de los besos y caricias se entrelazaban sus almas hasta alinearse con el universo. Él hizo que ella descubriera que la primera excitación empieza en oído con frases y halagos, un poco pícaros y sugestivos, sobre el increíble manjar que su cuerpo de mujer se iba a comer en ese instante porque tenía que satisfacer su hambre y su sed de macho sexual. A veces el comenzaba con estimulaciones suaves y constantes con la lengua, labios y dedos traviesos con movimientos circulares sobre todos los puntos erógenos de su amada. Podría decirse que en él se originó un gps de zonas placenteras, muy placenteras y altamente orgásmicas. Digamos que el plato fuerte de ella eran los besos en boca y genitales de él, bastaba con tener una postura cómoda para ambos para que ella paladeara en toda su extensión el sabor a delirio del falo de su amante. Eran fuego, truenos y erupción. Cada uno llenaba el espacio y la forma del otro, hacían que sus movimientos fueran tono, melodía y ritmo. Definitivamente los dos creaban en medio de pausas, silencios, jadeos y múltiples orgasmos hermosas y mágicas sinfonías. Lo tenían todo, se pertenecían y se respetaban. Un día gritaron tan fuerte su felicidad que los kamis envidiosos los empezaron a fastidiar con laberintos, crucigramas y adivinanzas para provocar que se separaran, se perdieran y se olvidaran el uno del otro. Estos malos espíritus provocaron que se les anestesiaran sus sentimientos, les vendaron los ojos y les taparon los oídos, mutilaron sus lenguas para no hablar de sus sentimientos y se les endureció el corazón al llenarlo de resentimientos y culpas. Ambos, tuvieron tentaciones y equivocaciones tratando de llenar su vació y sasisfacerse de falsos egos. Se perdieron el respeto y solo eran capaces de ver sus fallas. Pero aún persistía en ellos el impulso de seguir juntos aunque no pudieran entenderse ni soportarse muchas veces. Ninguno de los dos estaba dispuesto a ceder algo de orgullo. Asumieron el papel de implacable juez y verdugo. Su casa se convirtió en un campo de batalla donde ganaba el que más daño le provocara al enemigo, es decir, que optaron por la incisiva, perturbadora, dolorosa y letal indiferencia. Tenían tanto dolor sin poder expresarlo que su cuerpo se enfermó. Pero a pesar de todo seguía ese impulso de seguir juntos, como una débil llama que ilumina un pequeño espacio donde aún hay oxígeno, poco viento e intimidad. Un lugar en esa casa, que antes era un hogar, que nadie voltea a ver porque es poco interesante. A decir verdad, es ese lugar que no es nada pero existe y que tapamos o cubrimos con una planta de sombra artificial para ni siquiera tomarnos la molestia de regarla de vez en vez. Ese impulso esa insignificante luz que ha estado presente es la fuerza de voluntad, es la esperanza que anhela un tiempo mejor.
Author: Laura del Carmen Sánchez
http://lauradelcarmen.mxInternacionalista, Humanista y Freudiana. Soy especialista en Desarrollo Humano, Pérdidas, Procesos de Duelo, Historia Universal, Sociedades, Cultura y Religiones.