El diagnóstico equivocado

Llevaba cinco meses en soledad y agonía, ella misma no podía seguir cargando su tristeza ni el cansancio físico. Había dedicado su vida a servir a los demás, a curar rodillitas raspadas, suspirar junto con los corazones infantiles y enamorados de sus tres princesas y leerles “Caldo de Pollo para el Alma” cada noche hasta…